Explora el proceso de formación personal y social del adolescente a través de su inserción en el mundo del trabajo, especialmente en el contexto del aprendizaje y la formación profesional. El autor analiza cómo, durante la adolescencia, el joven enfrenta una serie de transformaciones físicas, emocionales y sociales que configuran su identidad, y cómo el paso al mundo laboral puede convertirse en una oportunidad o en un obstáculo para su desarrollo. Rousselet considera que el aprendizaje no solo debe verse como una adquisición técnica, sino como una experiencia formativa integral en la que el adolescente construye valores, autonomía, sentido de responsabilidad y relaciones sociales. Critica los modelos educativos que no consideran las necesidades afectivas y evolutivas del adolescente y propone una visión más humana del proceso de aprendizaje, donde se reconozca la dimensión emocional, ética y social del joven en formación. El libro tiene un enfoque pedagógico y psicológico, y subraya la necesidad de una educación profesional que contemple tanto la competencia técnica como el crecimiento personal del adolescente.